Cachorrito


Hola amigos, os voy a contar una historia que os va a divertir y a entristecer.
Bueno, comencemos.
Yo, cuando era un cachorrito me lo pasaba muy bien con mi familia. Un día nuestra madre no llevó a visitar un sito el cual era perfecto para vivir cuando fuésemos mayores. Sucedió una cosa malísima. A mi mamá la habían atropellado, pero yo con valentía seguí a delante y también con la esperanza de que me acogieran en una casa, pero que me trataran bien.

Llegó ese día. Me sentía asustado y al mismo tiempo feliz. Tenía tan solo 3 mesitos cuando me acogieron. Estaba tan quietecito, podíamos decir tan bonito que se le ocurrió darme de comer, pero no era pienso para cachorros si no un SOBAO. Mmmmmmm pero que rico que estaba. Escuché decir a mis dueños que nunca más excepto en ocasiones me darían más sobaos me volvía a entristecer más, pero también era mejor que no me dirán porque me sentiría mal, ya que los perros no pueden tomar dulces porque podemos quedarnos ciegos. Después de tomar mi sobao salí de fuera de mi casita. Todos gritaron: Mira que bonito es........
Tan pero tan famoso fui en esa casa que hasta vinieron los tíos de mi dueña pequeña.
Ahora ya tengo cinco meses y soy un perro encantador. Mis dueños son estupendos y pienso tener hijos algún día.

Ahora lo malísimo. Al otro día, cuando fui al veterinario, me encontraron dos bultos. Uno en la garganta y otro en la cabeza. El de la garganta me pasó, pero el de la cabeza, no me daba pasado y un día me explotó. Mis dueños menores que son unos encantos, me lo vieron, estaba lleno de sangre. Ahora parece que menos pero aún sigue (la casca).

Si hay que contaros algo más sobre mi bulto, ya os lo contaré. Me alegro un montón de haberos conocido y hasta la próxima. : )

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