Me llamo Alberto y soy un perro

Me llamo Alberto y soy un perro que estoy contento, casi siempre, o eso es lo que dicen mis amigos, pero ellos tenían razón. Hoy llevo un día de perros, todo empezó por la mañana dónde siempre voy a comer las sobras del Restaurante de la esquina, al que llegué tarde por culpa de los gatos.
Cuando iba dirigido al restaurante, corriendo como cada día, se cruzaron unos
gatos y me arañaron por los costados, menos mal que un granjero se cruzó y los echó, porque si no, no se lo que me hubiera pasado.

Magullado conseguí llegar al restaurante, pero ya se las habían llevado(Las sobras).
Después me fui al centro del pueblo, había mucho bullicio porque se había abierto un bazar nuevo, así que no tenía oportunidad de hacer nada.

Por la tarde estuve vagando por el pueblo sin rumbo. No había nada que hacer hasta que encontré
a los gatos que me habían pegado de espaldas. Quise pegarles, pero, cuando estaba a menos de 5m,
el dueño de ellos me asustó y otra vez me tuve que escabullir.

Por la noche, sin comer nada, encontré un cubo de basura, me tentó desde el primer momento,
no pude resistirme y cogí una pata de pollo ya pelada, pero el hueso lo podía comer, me lo comí,
pero de escarmiento tuve retortijones de barriga.

Parecía un día nefasto, pero cuando estaba en el suelo, una familia muy buena me encontró
en el suelo y me quisieron llevar a su casa. Yo estaba encantado de ir a su casa, y desde ese momento
sigo en su casa viviendo muy bien.

Ese día aprendí que la vida no siempre te traerá momentos buenos, pero otras veces
tendrás momentos muy, muy, muy buenos. ¡Es lo mejor que me ha pasado en mi vida!

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